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La solución no es prohibir

La mesa «La solución no es prohibir», organizada por Rossellimac en SIMO Educación 2025, reunió a expertos para reflexionar sobre el papel de la tecnología en la escuela y el nuevo decreto de pantallas.

La Comunidad de Madrid ha aprobado un decreto que limita drásticamente la presencia de pantallas en Infantil y Primaria. No dudamos de que ha nacido con una buena intención —proteger a la infancia de la sobreexposición digital—, pero que, a mi juicio, abre una grieta: ¿se puede educar en un mundo digital prohibiendo lo digital?

Tuve la oportunidad de participar en SIMO Educación 2025, en la mesa organizada por Rossellimac Education bajo el título «La solución no es prohibir». Fue un espacio muy necesario para ir más allá del titular y mirar el fondo del asunto. Porque el problema no está en la pantalla, sino en lo que hacemos con ella. No podemos trasladar el problema al alumno en la soledad del aula. Los centros debemos acompañar, formar y dotar de sentido. No basta con prohibir.

La paradoja es evidente. Los colegios fuimos, en su momento, los primeros en prohibir los móviles en clase, y fue una decisión acertada. Pero una cosa es apartar el ruido del chat o del TikTok, y otra muy distinta negar la realidad de un mundo digitalizado. Vivimos rodeados de pantallas, de algoritmos, de redes que nos conectan y, a la vez, nos cansan. No se trata de rendirse a ellas, sino de aprender a habitarlas con criterio.

La tecnología no es el enemigo. Como dice Jorge Drexler en una canción, «la máquina la hace el hombre, y es lo que el hombre hace con ella». Esa frase, tan simple y tan luminosa, condensa algo que a menudo se olvida en los debates educativos: la pantalla no educa ni destruye; educa —o destruye— el uso que hacemos de ella. Me gusta pensar en el propio Drexler, en ese cantautor y su computadora: ¿qué sería del arte digital, de la música, de la creación contemporánea sin esa alianza entre lo humano y lo técnico? No se trata de elegir entre uno u otro, sino de mantenerlos en equilibrio.

Desde Escuela Excelente defendemos precisamente eso: una educación que toque la realidad con las manos, con los sentidos, con la palabra, pero que también reconozca la tecnología como una herramienta con un enorme potencial para la inclusión, la creatividad y la innovación. Las pantallas pueden ayudar a un alumno con dificultades de aprendizaje, abrir nuevas formas de expresión artística o permitir que una clase explore el mundo más allá del aula. Pero nada de eso ocurre sin acompañamiento, sin formación docente, sin un sentido pedagógico claro.

El reto no es apagar las pantallas. El reto es encenderlas con intención. Enseñar a mirar lo que hay detrás del brillo. Formar a los profesores para que no teman el cambio, sino que lo conduzcan. Preparar a los alumnos para que comprendan el mundo digital en el que viven, sin confundirlo con el único mundo posible.

Quizá este decreto sirva, al menos, para abrir esa conversación: qué lugar queremos que ocupe la tecnología en la escuela y qué tipo de ciudadano queremos formar. Porque educar no es prohibir; es acompañar, guiar, dar herramientas para elegir. La pantalla puede ser espejo o ventana. Puede aislar o conectar. Puede distraer o inspirar. Todo depende —como dice Drexler— de lo que el hombre haga con ella.


Emilio Fernández
Presidente de Escuela Excelente
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Programa BES

Un bilingüismo real. Natural. Excelente.

El programa para los centros que quieren hacerlo bien, de verdad.

¿Qué es BES?

BES es el modelo bilingüe de Escuela Excelente.

Un programa completo, flexible y riguroso, pensado para que los alumnos no solo aprendan inglés, sino que piensen y se comuniquen en inglés desde Infantil hasta Bachillerato.

 

Está diseñado para acompañar a los centros en todas las etapas educativas, garantizando una implantación progresiva, con objetivos claros, metodologías activas y acompañamiento real.

Debate sobre el uso de pantallas en la educación

El Tribunal de lo Contencioso-Administrativo acaba de admitir a trámite sendos recursos presentados por Escuela Excelente y Escuelas Católicas contra el decreto que limita el uso de dispositivos digitales en los colegios madrileños. La noticia vuelve a encender un debate que nunca se apagó: el del papel de las pantallas en la escuela. En un contexto donde la digitalización atraviesa cada aspecto de la vida, la pregunta se impone con más urgencia que nunca: ¿podemos educar en un mundo digital prohibiendo lo digital?

Atajos

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